Sostener los buenos hábitos emprendedores

Sostener los buenos hábitos emprendedores

17/01/2022 - Nuestras mentes suelen distraerse con facilidad de nuestros objetivos. Esos sueños necesitan acciones, y las mismas no son mágicas, sino parte de un ejercicio de la disciplina en cada uno de nosotros.

Generalmente nos ponemos la meta de formar un nuevo hábito, como comer saludablemente, dejar de fumar o hacer actividad física. Pero nos vemos no haciéndolo. La cuestión es cómo incorporar los buenos hábitos, cómo sostenernos en el cambio y convertirnos en mejores personas, en emprendedores más eficientes.

Primera cuestión consiste de desestimar nuestras metas de vida como hábitos, sí tenerlas y sentirnos orgullosos de ellas, pero pueden ser una distracción de lo que tememos o de afrontar nuestra propia reinvención.

Tener sueños o esperanzas es natural en nosotros, al menos esa idea general de nuestra proyección a futuro se transforma en ideas de metas a alcanzar. Volvemos al cuerpo que queremos tener, nuestro estado de salud, la imagen que proyectamos en otros, el reconocimiento de nuestra familia o grupo de colegas, el amor, o lo que consideremos importante. Es bueno tenerlo, se siente bien lo que uno quiere, eso otorga la idea de un propósito en nuestras vidas, una dirección a seguir. Pero generalmente, también vienen con nosotros nuestras maneras de sabotearlo: para bajar de peso hacemos una dieta estricta por unos días y después nos relajamos, vamos al gimnasio hasta cansarnos y paramos por varios días, trabajamos duro y después nos distraemos en lo cotidiano.

Generalmente dejamos que nuestras motivaciones y deseos nos lleven a intentar resolver todos nuestros problemas de una sola vez, en lugar de empezar poco a poco con una nueva rutina.

Claro, si queremos perder peso, nos desamina esperar tres o seis meses para alcanzar nuestra idea de meta, así es que los sueños que tenemos son muy distintos a las acciones que te llevarán a ellos.

 

Una idea básica es soñar en grande para empezar pequeño. En cada uno de nuestros emprendimientos es una máxima común. El cambio significativo comienza con un primer paso, en pequeño. Todos nuestros hábitos comenzaron así, desde el primer cigarrillo, el lavarnos los dientes, atarnos los cordones, son todas pequeñas acciones que fueron empezando de a poco, en las cuales no habíamos pensado, hasta que se hicieron un hábito, automático, un patrón consistente en nuestra conducta. Nuestros clientes también tienen hábitos… que los pueden cambiar, a nuestro favor o en contra.

Entonces, la idea consiste en pensar metas que se puedan conseguir a partir de comportamientos pequeños y diarios.

La estrategia típica es sumergirte en lo profundo cuando recibes la dosis exacta de motivación, sólo para fracasar rápidamente y desear que tuvieras más voluntad mientras que tu nuevo hábito se hunde. La nueva estrategia es entrar a la orilla y poco a poco irte a lo profundo, de manera que llegues a un punto en el que puedas nadar, estés o no motivado. De ahí a enfocarse en el estilo de vida, no en un cambio de vida. Por ejemplo correr una maratón es el cambio de vida, correr tres veces por semana es el estilo de vida.

 

Algunas ideas:

Anotar lo que quieres conseguir en el día. Tené claridad en lo que quieras lograr.

Aplaudir los éxitos diarios.

Corregir lo que no salió bien.

Dejar los materiales que vas a ocupar a la mano.

Estar atento y aprender a localizar indicios de situaciones de crisis.

Formarse constantemente es uno de los mejores hábitos que te ayuda tanto a nivel personal como profesional.

Intentar infiltrarse dentro de la rutina de los consumidores. Esto no te ayudará tan solo a crear confianza y fidelizar, sino que te dará pistas acerca de cómo mejorar el producto y adaptarlo a las necesidades de las personas.

Mantén tu área de trabajo limpia.

No desestimes los hallazgos casuales, más bien úsalas a tu favor.

Reflexionar qué fue lo que te llevó a tener los resultados de ese día, sin importar si fueron buenos o malos.

Revisar con frecuencia el plan de marketing/comercializar.

Revisar uno mismo la calidad de los productos que comercializa. Si no comprarías lo que vendes, no lo vendas.

Vigilar constantemente lo que hacen los competidores.

Vigilar frecuentemente la opinión que la sociedad tiene sobre nuestra marca y los productos que ofrecemos. Una de las maneras más rápidas es recurrir a las redes sociales, pues son muchas las personas que expresan exactamente ahí su experiencia con las marcas (tantos positiva como negativa).

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