Sedentarismo cognitivo
23/02/2024 - La tecnología va “facilitando” nuestras formas de pensar. La Inteligencia Artificial, la big data, procesadores de lenguaje, los algoritmos y los nuevos desarrollos comienzan a amenazar nuestra capacidad de raciocinio.
Hace apenas días, Elon Musk presentó la posibilidad de implantar un chip en nuestro cerebro para que facilite las posibilidades comunicacionales y neuromotoras. Quizás un enorme aporte para la medicina científica que solucionaría el problema a quienes padecen enfermedades limitantes; pero, por otra parte, se planteó la posibilidad de hacerlo como una nueva forma de comunicación, por la que ya no serían necesarios instrumentos (como un teléfono), sino que estaríamos online permanentemente.
Por las redes sociales circula un pensamiento apocalíptico basado en: ¿qué pasaría si algún día se corta la Internet en el mundo?. Estamos tan dependientes de las tecnologías, que muchas de nuestras capacidades perdidas quedarían en evidencia.
Las tecnologías han comenzado a reemplazar el pensamiento, el análisis y han iniciado una etapa de toma de decisiones autónomas. El perder las capacidades mentales básicos de la cognición, también estamos perdiendo la capacidad de pensar. Con esto también se van nuestra competencia lectora, el poder de concentración, parte de nuestro lenguaje, el pensamiento lógico-matemático, e incluso, nuestras habilidades sociales.
Por ello es que debemos sostener la autonomía de ciertas áreas del pensamiento, y ahí también reside uno de los principales llamados de atención y desafíos de los sistemas educativos. Hemos observado que la educación comienza a ser más placentera, y para que halla conocimiento, debe incomodarse nuestro cerebro, para dar lugar a nuevos conceptos. Hoy tenemos una educación light, liviana, divertida, cómoda, y cortoplacista. Conjuntamente se evita el valor del esfuerzo, la concentración y la necesidad de estar un tiempo prudencial resolviendo el problema ofrecido. Todo esto también es potenciado por la inclusión de las herramientas digitales (computadoras, teléfonos, foros, inteligencia artificial, etc.), que ofrecen respuestas inmediatas, ya resueltas, y lo suficientemente válidas para transitar por las escuelas.
Esa pérdida de capacidades es a lo que se le ha denominado sedentarismo cognitivo. No se trata de negar las oportunidades que ofrecen las tecnologías, como no dejaríamos de usar un auto para recorrer grandes distancias, sino que debemos utilizarlas con la intención de potenciar nuestras capacidades, sin delegar en exceso nuestras habilidades cruciales en la construcción del pensamiento, y sin perder autonomía como seres racionales.