Mejor vida en lugar de medicinas
22/04/2024 - Marcelo Amaro invita a replantearnos la forma de vivir para evitar problemas en la salud. La alimentación, el estrés de la sociedad moderna nos obliga a luchar con la falta de tiempo, una alimentación no saludable y una ausencia de actividad física. Su receta: anticiparnos a la aparición de un evento.
Marcelo Amaro es un reconocido cardiólogo bolivarense. Hizo su residencia en el Hospital Julio Méndez de CABA, lugar en el que todavía trabaja en la Unidad Coronaria y en quirófano; en Bolívar trabaja en su consultorio privado y en el Hospital Capredoni, siendo uno de los dos únicos médicos del servicio de Cardiología, y -agrega- “hasta hace muy poco tiempo estaba haciendo algunos pueblos como Pirovano, Urdampilleta, Hale, Ibarra y Paula; ahora hay un nuevo contexto económico, veremos si podemos volver”.
Amaro es reconocido por sus pacientes por el análisis contextual que les hace. “De acuerdo a las características del paciente es el diálogo que se va a dar, cómo te expresás y explicás las causas por las que se enferma y cómo se podría resguardar o mantener el cuidado para evitar eventos mayores”. Gracias a la experiencia, “uno va adoptando caballitos de batalla para emplear en la práctica y tratar de hacerlo más entendible, quizás sea una genética docencia, y así se puede llegar mejor. Ya después depende del mismo paciente e incluso su familia, porque el contexto familiar puede -o no- ser continente. Un paciente ambulatorio puede necesitar el apoyo de la familia, pero siempre es el paciente su responsable”.
El cardiólogo disfruta del diálogo para ilustrar situaciones diagnósticas tanto para sugerir las mejoras en la calidad de vida, la salud o la propia vida. “Uno le puede dar todas las indicaciones o sugerencias a un paciente, después él tendrá que caminar o hacer alguna actividad física, cumplir con la medicación, evitar el estrés”, temas sobre los que vuelve reiteradamente.
“Uno puede prevenir, con cultura, educación, caminata, medicamentos -aunque igual puede suceder por otras cuestiones-, esa persona puede tener un ACV por no hacer las cosas bien. Aunque después tengas recuperación, ya es tarde”, analiza el médico. “Uno tiene que ofrecerle al paciente un escenario de blancos y negros para que se haga la idea”, y plantea que “si vos venís con días sin beber agua, llegás a una encrucijada en la que tenés agua a 100 metros a la derecha en una laguna y a otros 100 a la izquierda en un río. ¿Cuál vas a tomar? La del río es lo más lógico, porque está circulando, tiene más posibilidades que sea transparente y sana. La de la laguna estará estancada, se pudre, no es saludable. Eso se traslada a la vida, si te quedás estático viendo televisión, sin hacer nada, engordando, es más propenso a enfermedades: diabetes, hipertensión, ACV, infarto, artrosis, trastornos musculares, etc. Todo lo contrario, cuando comés bien, hacés actividades, vas a estar sano o mejor calidad de vida”.
El cardiólogo ha heredado y se ha contagiado de la docencia y su oratoria gracias a su pareja, “Marcela (Esnaola) me invitó a formar parte de la carrera de Cuidadores Domiciliaros en el CRUB, a mí no me gusta preparar las clases, ella me ayudó, me preparó unas presentaciones que yo creí que no me iban a alcanzar, y con una estuve dos horas. Me gusta, pero no lo hago”, se sincera.
Respecto al factor social en la relación entre enfermedades y salud, Amaro sentencia que “el medio ambiente influye, por ejemplo, el estrés. La familia va a influir, el trabajo, la ciudad o el país en el que vivís. Hoy vemos más cáncer de estómago por el tipo de dieta; se había hecho un estudio en mujeres donde tenían menos sintomatología menopáusica por la dieta al comparar japonesas en su propio país y las que vivían en EEUU”. Repasa haberle tocado “un caso donde el paciente cumplía con todos los requisitos de la buena salud, y tuvo un infarto. Se trataba de un hombre delgado, con actividad física, sin fumar, una familia constituida, sin trasnochar y sin herencia; pero él no tenía trabajo, la mujer se quedó sin el de ella y el alquiler se le vencía en tres meses, ese estrés la causó un infarto. El estrés es un causante. Hay enfermedades psicosomáticas que te predisponen a enfermedades como psoriasis, hipertensión, tiroiditis de Hashimoto, colon irritable, ACV… Hay personas que desestiman la importancia de la hipertensión, pero te puede producir problemas en órganos blancos como problemas en la visión, cerebro, corazón, riñones, las paredes arteriales; lo mismo con la diabetes que la mayoría termina con problemas renales por no controlarse”.
De allí su énfasis preventivo: “si vos hacés un control médico, con actividad aeróbica, con una regulación de hipertensión, diabetes, colesterol, hace una predisposición a que tengas mejor calidad de vida y una disminución del riesgo”.
Respecto a la vinculación entre cardiología y accidentes cerebro vasculares, Amaro entiende que existen, “podríamos definir un accidente cerebrovascular, que puede ser isquémico -que llega poca sangre- o hemorrágico -es decir que se rompió un vaso-. Tenés que considerar que, ante la dilatación de algún vaso, se van afinando las paredes, y ante un pico de hipertensión se puede romper. Por eso se hace una tomografía para ver qué sucedió, si es isquémico lo veremos en 72 horas”. Analiza que “el isquémico puede tener tres causas, las pequeñas arterias, grandes arterias y embolia. La hipertensión, diabetes y tabaquismo te pueden producir problemas en pequeñas y grandes arterias. El corazón con una arritmia o que está dilatado pueden producir émbolos o coágulos que se desplazan hacia el corazón y pueden provocar un ACV isquémico, porque lo tapó o no pasó la suficiente sangre, no dejan pasar los suficientes glóbulos rojos, es decir que no oxigena”.
En cuanto a la prevención y al aumento de casos de ACV, Amaro interpreta que “el estrés es un factor condicionante. Creo que el contexto social en el que vivimos influye mucho, donde estamos enojados con nuestra calidad de vida, tenemos una vida social no tan relajada como antes, a lo que se suma la comida que consumimos...”, un combo de situaciones a lo que agrega un elemento central, “relacionado con el tiempo, antes, en ciudades como la nuestra teníamos tiempo para una siesta, hoy no nos alcanza el tiempo porque estamos acelerados. Cuando éramos chicos, no teníamos teléfono, y cuando queríamos jugar con nuestros amigos, los teníamos que ir a buscar; ahí ya teníamos una actividad de base, y luego jugábamos. Hoy no, están sentados con un teléfono. La dieta era mucho más sana, desde la carne, los huevos, las verduras, se comía totalmente distinto, sin sustancias químicas, con menos sal, era comida casera y no había productos procesados. Esto también se puede cambiar hoy, en vez de comprar una salsa en lata o caja -que viene con agregados de sal, entre otras sustancias-, el día que podés, hacés una salsa y la guardás en el freezer en envases de vidrio. La dieta, la vida social, implicaba un manejo de estrés totalmente distinto, hoy tenemos una necesidad y urgencia de tener lo último, que ni lo necesitamos”, sostiene refiriéndose al consumismo.
Sucedido el ACV en nuestra localidad, Amaro entiende que el sistema de salud está preparado para el tratamiento correcto. “Hoy tenemos un tomógrafo, un resonador, la internación, lo necesario para una recuperación como terapia ocupacional, kinesiología… aunque la evolución posterior, que depende del tratamiento rápido, diagnóstico y rehabilitación, también dependerá de cada paciente. Algunos se van a recuperar muy pronto, otros más lentos y otros jamás. Por eso lo importante es evitar que aparezca un ACV y sus concomitancias”, como alteraciones motoras, trastornos del habla, la memoria.
Respecto a las formas de anticiparse a la aparición, Amaro subraya el seguimiento “de controles médicos, la existencia de herencia familiar, el control de hipertensión, como también el seguimiento de los controles. Siempre evitar llegar a la complicación, y si llegás a tener una patología, hay que mantenerla a raya. Si fumás, hay que dejarlo, lo principal para ello, ante la imposibilidad, es poner la mente en dejarlo, sea con médicos especializados, psicólogos, y por último la medicación. Lo más importante es el deseo de dejar de fumar. Otro tema a considerar es el colesterol, que es como tener sarro en la cañería, haciendo que disminuya el tamaño en la circulación. Ahí aparece el supuesto problema de la comida, si vos no podés, lo recomendable es consultar un nutricionista y cambiar la forma de cocinar. Si te querés comer un asado, hacelo sin grasa ni sal, el pollo sin piel; en lugar de ponerle sal, hacé un chimichurri para darle gusto. Así vas buscando formas para evitar lo frito lo hacés al horno, le ponés sabores naturales, se explaya en ejemplos.
Finalmente insiste: “la prevención es la base de todo. Lo más fácil de hacer es una caminata para tener una actividad aeróbica. Nuestro principal órgano ante las lesiones son las arterias”.