Luna: Trabajar en salud es trabajar con lo que no anda

Luna: Trabajar en salud es trabajar con lo que no anda

17/01/2025 - La Secretaria de Salud se refirió a su mirada conceptual del área, excediendo el tratamiento de la enfermedad. Subraya las mejoras sustanciales que ha logrado en el trabajo en equipo con las múltiples áreas que están en su órbita, mejoras en la atención, turnos, emergencias, recursos humanos. Reconoce aspectos a mejorar y se considera una militante de las buenas relaciones humanas.

Cecilia Luna es madre, psicóloga, con 21 años de trayectoria en el espacio de salud pública, y como bolivarense, dice que su objetivo es hacer de su función una mejora para su propia comunidad. A un año de asumir como Secretaria de Salud define que lo “ha sido muy intenso en aprendizajes”.

Entre su destacado constructo formal, con diferentes pasos por la administración pública en el área de salud, Luna reconoce que “lo que se aprende en la práctica, solamente lo aporta la experiencia”, por lo cual hace una introspectiva a esa formación que siempre le estuvo rondando, para la cual se preparó y “que siempre me ha motivado” por ejemplo bajo la influencia de formadores y referentes como “Alicia Stolkiner, que es una persona que siempre se ha dedicado a la salud pública y mental, y Ana María Fernández, quien ha hecho un trabajo enorme en torno lo que es la variable de género respecto a las diferencias, que se tornan desigualdades” al momento de analizar políticas de estado.

La profesional no esquiva confrontar su propia profesión, porque entiende que la coyuntura epocal en la que ella gestiona, se encuentra en un diálogo de paradigmas y situaciones socioeconómicas que la desafían. El mismo Freud “escribió su teoría respondiendo a paradigmas de clase, vigentes entonces, que terminaron definiendo los nombres de la familia”, de manera que son preceptos “que hubo que deconstruir. Respecto a la salud pública, personas como Stolkiner me llevaron a abrir las puertas para las transformaciones sociales e históricas para repensar el concepto de salud, más allá de la existencia de la enfermedad, sino como algo integral, en proceso”. Luna infiere que, desde la definición de la OMS en Alma Ata, “en 1978, hasta la actualidad, todavía seguimos trabajando en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, con todos los determinantes sociales”.

Luna analiza que “al momento de pensar en esta oportunidad, lo hice pensando en un trabajo en equipo. El sistema de salud local es muy amplio, en el que participan muchas personas, desde cada uno de los usuarios a los trabajadores, y todos son importantes. De ahí que el desafío mayor es aprender a escucharnos, a aprender de cada uno de esos saberes sin jerarquizar las diferencias; no va a existir una figura salvadora, sino que se hace en equipo. Lo que más me movilizaba se centró en conocer cada una de las áreas, sus saberes, tratando de estar en la escena real, y no a través de los papeles”.

Al desgranar el escenario de trabajo, describe que “siempre hay tres componentes de poder, el político, quien toma decisiones para habilitar que sucedan o no determinadas cosas; el técnico, basado en el conocimiento y la idoneidad para llevar algo a la práctica; y el administrativo que tiene que ver con que, para que las cosas funcionen, tienen que pasar por un circuito de normativas que objetivan los procesos de trabajo a partir de la letra escrita de los acuerdos y las normas. A partir de esas tres dimensiones se debe ir avanzando en un amplio y diverso espacio de realidades y personas para tratar de escuchar de primera mano, resolviendo en el cara a cara, porque el ser humano lo es en situación, de forma de poder pensar respecto de las características de una tarea o ejercicio de una función”.

En esa vastedad de multiplicidades, la psicóloga subraya “el interés en tratar de construir grupalidad y tratar de pacificar las relaciones entre las personas”. Allí señala que el sistema de salud “funciona porque todos los días un montón de personas se levanta muy temprano para trabajar a diario, donde siempre pasan un montón de situaciones. Por eso necesitamos generar condiciones de comunicación cada vez más pertinentes para poder generar cambios, porque las relaciones se construyen hablando, en un trabajo donde no todos coinciden en un mismo horario y lugar. Por eso hemos hecho muchas reuniones sobre problemáticas complejas, donde intervienen muchas variables para tratar de solucionarlas entre las diferentes áreas de trabajo que contemplan disímiles niveles de promoción, prevención, atención y rehabilitación, pero que requieren de una construcción conjunta para articularse con el otro”, en el que detalla ejemplos que van desde la mejora en la atención de problemáticas vinculadas a las infancias o la guardia hospitalaria a la deriva una mejora en el call center (107 de urgencias) en el que se redefinió un sistema de atención que, a su vez, modificó la salida de ambulancias -contemplando los recursos humanos, el tipo de instrumentación y por lo tanto el vehículo- a la misma llegada al hospital con los equipos profesionales preparados para esa emergencia específica, y no una generalidad. A modo de ejemplo, en un gravísimo accidente ocurrido hace días en cercanía de Ibarra, quien operaba el 107 determinó qué y cuántas ambulancias debían salir, en camino fueron organizando los distintos equipos que se iban a necesitar parar cuando llegaran los accidentados; “para cuando llegaron al hospital, estaban esperando tanto los especialistas de guardia como aquellos que estaban de guardia pasiva, e incluso, hubo profesionales que vinieron a ayudar a sus colegas, dada la gravedad del caso. Con ellos estaban también el servicio social, administrativo y técnico; realizado el proceso, nos sumamos con el Intendente Pisano a gestionar el vuelo sanitario y las derivaciones que requería la familia, es un compromiso que tomamos con el cuerpo, por las condiciones humanas que están en juego en una situación de esas, donde la medicina local ya había dado todas las respuestas, garantizando la estabilidad de los accidentados”.

En esa reconceptualización de la salud reside la impronta de Luna en el sistema, excediendo la atención de la enfermedad. “En un esquema tan vasto y variado en la atención de las problemáticas, es lógico que hay saberes diferenciados, los que deben ser integrados, junto a las personas que lo ejecutan; mi función es acompañar y articular para que esos procesos de integración y comunicación se den”.

Para complejizar aún más la situación, la Secretaria explica que “el sistema de salud argentino se sustenta en tres subsectores, el público estatal, el privado y el de seguridad social u obras sociales, por lo que no tienen la misma lógica ni la misma cobertura, de ahí la necesidad de la presencia de un Estado para garantizar la equidad y compensar las desigualdades”. En el actual escenario socioeconómico, “muchas personas han dejado de pagar las prepagas, muchos usuarios de obras sociales no pueden pagar el diferencial que se les cobra en los consultorios privados, como tampoco en los medicamentos, lo que hace que recaiga en el sistema público. Desde el Estado Nacional se presencia un gran achicamiento de sus funciones; y todo esto nos complejiza cada vez más. Entonces, hay cuestiones que hay que mejorar, otras que hay que rectificar, pero cerrar, ya es algo muy distinto y hay que trabajar”.

Luna define que “trabajar en salud es trabajar con lo que no anda, con el sufrimiento, la vulnerabilidad y lo que nos pone en un lugar de limitación de nuestra omnipotencia como seres humanos, frente a la enfermedad, el desgaste biológico, el envejecimiento y la muerte. Eso nos tiene que posicionar a los que trabajamos en este ámbito regulando expectativas para lograr cada vez mayores logros, donde el uno es todo, porque una persona que está sufriendo, es el todo”.

De todo ello, analizando todos los oferentes de salud local, Luna precisa que “el hospital Capredoni es el que más ruido hace, es el que atiende las mayores complejidades, lo que es más visible, más urgente y que más desestabiliza a las personas porque se encuentran ante situaciones que producen angustia y miedo. En ese hospital suceden muchísimas cosas, hemos dado 500 turnos mensuales ambulatorios, por día pasan decenas de personas por la guardia. Es imposible pensar en ningún error las 24 horas durante 365 días del año, algo que no debemos justificar, pero sí que vamos a reforzar todo lo que atiende, las situaciones complejas que atiende el hospital que, sin él, morirían o el proceso de gravedad podría llegar a consecuencias irreversibles en cuanto a sus secuelas. Los recursos humanos nunca alcanzan, y funciona todos los días, pero que ante una situación grave y urgente todos los profesionales se desempeñan con total entrega, algo que me gustaría que tenga más visibilidad”.

La funcionaria detalla aspectos a mejorar, resalta los objetivos logrados, informa las reuniones acerca de la coordinación entre los distintos actores y áreas -que funcionan en espacios y horarios diferentes-, y llama al diálogo. Ejemplifica, que, ante la gran demanda de cobertura, “los equipos se rompen, a veces lo vamos observando, en otras sucede inesperadamente, intentamos prevenir, pero ante el daño, necesitamos poner en funcionamiento las cuestiones administrativas para que vengan a repararlo, conseguir repuestos, todo lo cual está en disonancia con los ataques que recibimos al momento de esa rotura. Nos ocupamos, nos preocupa, porque nosotros también somos bolivarenses, nuestros afectos y nosotros hacemos uso de ellos. Pero siempre se ve lo que no anda”.

Al concluir, Luna sentencia la necesidad de “no malinterpretar la intención del otro, así viviríamos más en paz. El otro es un ser humano que puede fallar, y no siempre estará a la altura de nuestras expectativas. Debemos trabajar para comunicarnos mejor, construyendo mejores hipótesis con respecto a las intenciones del accionar del otro, que nos curemos de ese otro que idealizamos y eso nos pone siempre en posición de reclamo, porque nunca alcanza lo que hace o sus fallas se interpretan como malas intenciones. Que sigamos creciendo como sociedad, porque queremos a Bolívar, y es entre nosotros que podemos lograr que las cosas que no andan bien, mejoren”.

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