Los siniestros viales son nuestros
12/08/2024 - Distintos estudios a nivel global dan cuenta de que la mayoría de los accidentes ocurren por factores humanos y en condiciones normales, por lo que la distracción cobra mayor relevancia.
En Argentina, 89% de los accidentes se producen por error humano. Pero eso no sería novedad si analizamos datos de otros lugares del mundo. Hoy hay muchos factores que son cómplices de ese error al conducir, tales como las tecnologías (celular) o las incorporadas a los vehículos, el cansancio, el estrés, etc.
En el país hay un promedio de 4.000 muertes anuales por accidentes viales, la mayoría de ellos (un 76%) ocurre en rutas nacionales y provinciales, el 63% ocurrirá en espacios rectos, donde el 44% será porque hubo una invasión de carril por parte de los conductores, la gran mayoría (88,4%) sucederá en una zona de asfalto seco, y por último se considera el 25,1% como un problema en la señalización de calzada. Esa información se encuentra disponible en la Secretaría de Transporte, la Agencia Nacional de Seguridad Vial, en CESVI, y otras fuentes.
Según la Organización Mundial de la Salud, 4 de 10 víctimas fatales tienen entre 15 y 34 años de edad, y son la primera causa de muerte entre personas de 15-29 años de edad en la Argentina.
Si bien el aumento de controles, las multas más caras, la Ley de Alcohol 0 son propuestas que las autoridades han implementado para reducir los accidentes, y realmente ha provocado una leve mejora, los expertos coinciden en que todavía los números son altos.
También se observa que los conductores suelen ser conscientes de los riesgos y de las normativas de tránsito, sin embargo, siguen observándose conductas de riesgo, conducir bajo efectos del alcohol y/o drogas, picadas en la vía pública, conducir sin casco o sin cinturones de seguridad.
Hay evidencia en la que ciertos estilos de personalidad de los conductores predisponen a los accidentes más graves. Entre los jóvenes hay un cierto amor al riesgo, así como una necesidad de afianzar la personalidad ante los demás. En concreto, la impulsividad y la búsqueda de emociones fuertes, así como la necesidad de autoafirmación, el exhibicionismo en grupo y la sobrevaloración de su capacidad de control en la conducción llevan al exceso de velocidad y al incumplimiento de las normas, como adelantamientos indebidos, invasión del carril contrario o inobservancia de las señales de preferencia de paso. La ira descontrolada tiene también una influencia significativa en los accidentes de tráfico graves y se asocia con un aumento de comportamientos de conducción agresiva (velocidad excesiva, maniobras arriesgadas, enfados con otros conductores) que reducen las habilidades cognitivas y motoras de la persona e incrementan el riesgo de colisiones.
Al tope de los inconvenientes están las distracciones; es que conducir no es una tarea mecánica o automática, por lo que factores internos y externos coincidirán a abstraernos de la atención que demanda el manejar. Algunos de ellos no los tenemos en cuenta, puede ser al apuro, el exceso de seguridad provocada por algo que nos es habitual, la contemplación del paisaje, la conversación con otros viajeros en el mismo habitáculo, las condiciones climáticas, o el ensimismamiento en nuestros problemas.