La clave de la felicidad
23/04/2024 - El resultado del estudio más largo jamás realizado sobre lo que se considera “una buena vida” fue realizado en Harvard. Durante 86 años se estudió y monitoreó a una serie de personas, sus logros y dificultades, su salud, sus parejas y descendientes.
La Universidad de Harvard (EE.UU.) llevó a cabo el estudio científico más largo sobre lo que las personas consideran “una buena vida”. Por 86 años han seguido la vida de unas 700 personas de distintos orígenes sociales, considerando las buenas y malas, sus parejas y sus descendientes. El impacto del mismo se considera el mayor predictor de felicidad y salud a medida que envejecemos.
Sin sorpresas hallaron que las personas con relaciones más cálidas eran las más felices. La sorpresa fue que eran las más saludables físicamente, haciendo -por ejemplo- que desarrollen menos diabetes o enfermedades coronarias. Ello lo pudieron corroborar con estudios paralelos.
Una forma de explicarlo es a través del estrés natural de las personas, provocando reacciones de lucha o huida, haciendo que aumente nuestra frecuencia cardíaca o presión arterial. Terminada la situación estresante, el cuerpo buscará el equilibrio. Pero la soledad y el aislamiento son estresantes; lo contrario es cuando, al volver a socializar con familia o amigos, podemos contar lo sucedido y bajar el estrés. En situación de aislamiento, el impacto del estrés va desgastando y descomponiendo partes de nuestro cuerpo.
Los humanos somos seres sociales, por naturaleza nos sentimos más seguros en grupo, y ello ayuda a manejar las emociones, a hablar sobre lo que sentimos y a otorgarnos sentido de pertenencia.
Ahora bien, la sociedad que vivimos no deja mucho espacio para las buenas relaciones. El estudio que podés encontrar en formato de libro se llama “Una buena vida”. Allí explica que mantener buenas relaciones sociales demanda un ejercicio, es como ejercitar un músculo. Si adoptamos un modo de vida pasivo, sedentario, el músculo se atrofiará. Lo mismo sucede con las relaciones que no cuidamos, se pueden marchitar, por porque exista un problema, sino por descuido.
Al respecto sostiene que es natural prestar atención a lo que nos gusta y que consideramos como malo, sin embargo, damos por sentado lo que la gente hace bien. Un ejercicio que plantea para valorar la cuestión es preguntarnos ¿cómo sería mi vida si esta persona no hiciera estas cosas o si esta persona no estuviera en mi vida?. Así reconocemos lo que alguien está haciendo bien y debemos expresar esa gratitud.
Ha surgido el concepto de curiosidad radical, aquél que emerge cuando conocemos a alguien y mantenemos interés en conocerlo/a. Con el tiempo parece desgastarse, lo asumimos en el tiempo transcurrido juntos. ¿Qué hacer para mantener esa curiosidad? Las pequeñas manifestaciones pueden tener un impacto sumamente importante en una relación saludable, requiere consciencia plena de las situaciones cotidianas, es, también, un ejercicio.
Por ello es que las personas han encontrado que estar involucrado en actividades que me importan y que me son significativas o a quienes les soy significativo son elementos básicos de una buena vida. Otro mero ejercicio: pensar en alguien a quien extrañamos o no nos sentimos conectados como nos gustaría; en lugar del arrepentimiento, enojo o desaprensión, lo que deberíamos hacer es buscar contactarlos, con un simple mensaje de texto o un llamado telefónico para decirles lo que sentimos. Han hallado lo positivo del acto, haciendo que la devolución haya sido de encanto por la comunicación.
Dijimos acerca de los arrepentimientos. Las personas estudiadas revelaron dos tipos básicos y comunes, dedicar demasiado tiempo al trabajo en lugar de estar con seres queridos, y por otro, preocuparse demasiado por lo que piensan otras personas. Ello ha ido de la mano con la autoexigencia, enojarnos con nosotros mismos y considerar que ya es demasiado tarde: las personas encuentras conexiones que no esperaban en diferentes momentos de sus vidas.