Gnosis, el saber el autoconocimiento
23/05/2022 - La institución de reconocimiento mundial y trayectoria de décadas busca en la autopercepción del ser la libertad para conectarse con uno mismo.
Germán Cáceres es la cara visible de Gnosis, Ciencia y cultura del hombre en búsqueda del ser, un espacio de autoconocimiento por encima de las religiones, filosofías y pensamientos formales. Explica que “nuestro enfoque cotidiano está puesto afuera, estamos distraídos, buscamos cosas del mundo. Cuando el enfoque cambia y la atención se pone en nosotros mismos, en cómo pensamos nuestros comportamientos, comenzamos a descubrir cosas nuevas, por lo tanto, la herramienta fundamental es la auto observación para descubrir lo falso que hay en uno para que lo verdadero de nuestras virtudes puedan expresarse”.
Gnosis forma parte de la Asociación Gnóstica de Estudios Antropológicos y Culturales (AGEACAC), “fundada en 1960 por un antropólogo, humanista, entre muchos de los maestros que hubo en la humanidad, muchos desconocidos, otros como el gran maestro Jesús, o Gandhi, Buda, Zoroastro, Krishna… hubo muchos seres que lograron conectar con esa sabiduría, se han autorrealizado, es decir la total fusión entre la parte humana y la divina en cada uno. Eso sería volver a unirse con su alma, porque nosotros no tenemos el alma ganada, no somos un ser logrado totalmente. Ya lo dijo Jesús, con paciencia poseeréis vuestras almas, es decir que hacer algo, con paciencia, trabajando sobre uno para descubrir lo falso que tenemos en nosotros, desecharlo todo, creencias, dogmas, formas de penar, malos hábitos, miedos, complejos, traumas. Entonces la enseñanza gnóstica busca que uno lo descubra para luego eliminarlo totalmente, no se busca una transformación superficial”. Según el referente hay más de 180 centros en el país y el resto diseminados por el mundo.
Explica que la entidad “es sin fines de lucro, libre y gratuita, como lo han hecho los grandes maestros de la humanidad, sino que se sostiene por la contribución voluntaria de los miembros. Al finalizar el curso se les da la posibilidad de formar parte estable de la institución, profundizando la enseñanza, con más preparación, prácticas y estudios para ir más al fondo todavía”.
Abierto a la sociedad
La institución no tiene nada que ver con religión ni escuelas, sino que “es una palabra de origen griego que significa conocimiento, pero no es algo que vamos a encontrar en un libro, nada externo, sino que ya está en nosotros, por lo tanto, es una sabiduría que trae nuestra alma, sino adquirida en múltiples vivencias y encarnaciones”.
Cáceres explica que los cursos están “abiertos a toda la humanidad, sin distinción de ningún tipo”, se trata de lecciones que duran entre “45 a 60 minutos, se dicta dos veces por semana. Algunos de los cursos son permanentes, con que haya un interesado, se hace el curso presencial en el horario que le sea posible. Son personas que tengan anhelos espirituales y necesidad de cambio, que tengan necesidad de algo más; en los cursos tendrán herramientas y prácticas para encontrarse con su ser”.
Sin doctrinas
Cáceres expone que “lo que se busca es que la sociedad salga del estado de mecanicidad en el que nos encontramos. Por eso buscamos incorporar nuevos hábitos que no tenemos, por ejemplo, el de hacernos un rato a la mañana, antes de hacer algo, tomarnos diez o quince minutos para estar en silencio sin pensar en nada; eso es como una carga, la persona se nutre de esa energía que surge de su ser que está en otras dimensiones, en la medida que logramos conectarnos, logramos la armonía y eso se prolonga a lo largo del día. Es una felicidad genuina, que no viene de lo material, viene de adentro. Se transforma en libertad, la libertad de ser lo que uno es, ya no tiene que simular nada ni hacer nada obligadamente, solamente responde a esa parte profunda”.
Manifiesta que se trata de un “conocimiento que traemos y que desconocemos porque no nos damos tiempo para conectarnos con ello, eso es lo que trabajamos en los cursos, en donde haya un encuentro con la parte genuina, original de uno. A nosotros nos cuesta conectarnos con lo verdadero, lo que llamamos el ser, y que muchas veces nos relacionamos con los demás superficialmente, desde la información o lo intelectualizamos, pero no hablamos de esa sabiduría que está adentro y que ni siquiera es nuestra, es algo que tiene una riqueza que viene desde los tiempos remotos”.
En esa transformación de la aprehensión, Cáceres observa que “afuera todo sigue igual, pero cambia sobre nuestra percepción. Cuando tenés un miedo grande, y lo trabajás, ya no lo volvés a sentir, te podés mostrar tal como sos, sin aparentar o fingir. Jesús decía yo soy el que soy, es decir se muestra tal como es. Habla la sabiduría del alma que habita nuestro ser”. Agrega que “nuestro ser tiene una función en esta vida, pero como nos hemos desconectados, no podemos saber cuál es la misión verdadera que tiene nuestro ser, no ser pintor o entrenador de fútbol, sino algo más profundo”.
En consecuencia, “si uno observa cómo vivimos, siempre estamos haciendo cosas para los demás, como un trabajo que no tenemos ganas de hacer; no tenemos un tiempo para lo que quiero hacer para mí. A veces hasta nos hemos olvidado de lo que nos gusta, porque dejamos de disfrutar del tiempo de estar para uno. Después nos llega el cansancio, el vacío, la obligación de hacer. Y no nos damos cuenta de esos procesos internos”.
En cuanto a quienes concurren a los cursos, observa que por “aquí han pasado muchas personas, a veces por curiosidad o inquietudes espirituales, otros porque tienen una problemática, algún vacío espiritual y están buscando llenarlo, y lo único que lo da es el ser, la fusión de lo humano con la parte divina. No te puedo decir específicamente qué mueve a una persona”, finaliza.
Contacto: Arenales 128, TE 2314 571901