Deshabituar el cerebro frente a lo que nos hace daño
24/06/2024 - Desde las neurociencias se sostiene que darle un descanso al cerebro nos ayuda a visibilizar mejor aquellas situaciones o hechos que nos hacen mal, pero también elevan el bienestar con las que son positivas.
Tali Sharot es profesora de neurociencia cognitiva en el University College de Londres. Ha publicado que el cerebro necesita tener descansos de aquellas situaciones que están presentes todo el tiempo, proceso que denomina como habituación.
Las personas se habitúan a distintas situaciones, tales como el ruido constante de la calle, hasta que dejamos de oírlos; el olor del café en un bar, hasta que lo dejamos de hacer… hasta los dolores que nos pueda causar una relación o situación de nuestra vida personal o laboral.
La científica aduce que se trata de una razón evolutiva en ese proceso, ya que “necesitamos conservar nuestros recursos”. Al sentir una sensación, como ver u oler algo por primera vez, nos otorga un sentido; pero después de un tiempo, aunque lo percibamos como bueno, ya no es necesaria una respuesta. Es ese el momento en que estamos preparados para la próxima situación que debamos enfrentar, por lo tanto -dice- nos ayuda y motiva a avanzar.
Para ejemplificarlo, asume que, si entramos a un trabajo que nos hace feliz, seguir haciéndolo diez años después, no nos daría la motivación para trabajar por una promoción o ascenso. Como también, la habituación o acostumbramiento nos permite superar situaciones difíciles, como la pérdida de un ser querido. El habituarnos, nos permitirá seguir funcionando, “sería muy duro si te sintieras igual de furioso y triste que al principio”.
Pero también, la habituación nos puede jugar en contra. Si nos acostumbramos a una situación dañina o un vínculo que nos hace mal, dejaríamos de considerarlo como tóxico, haciendo que lo incorporemos como hábito y carecemos de perspectiva.
La cuestión es que lo mismo ocurre con situaciones placenteras.
El truco y la sugerencia consiste en engañar al cerebro para superar la tendencia a habituarse, con una práctica tan simple como realizar una pausa para tomar distancia, de forma que aparezca la idea en que “las cosas se destaquen”, tanto si son buenas como malas.
La técnica de descansar alejándonos de una situación, aún en períodos cortos como un fin de semana, hará a la deshabituación y podrá poner una nueva perspectiva sobre el mundo que nos rodean. Afirma que “cuando la gente se toma un descanso, el estrés se reduce y la gente se siente más feliz”.
Ahora, si la pausa se hace cuando estamos en un buen momento, parecería ser una medida contraintuitiva, pero, según investigaciones de la neurociencia, eso potencia el goce. Y ejemplifica con las vacaciones, donde las personas han señalado que el mejor momento de ellas es a las 43 horas de haber comenzado, y luego comienza a descender. Estudios vinculados observan que los mejores momentos de las vacaciones están vinculados a la primera actividad (primera puesta del sol, primera cena, primera vez en la playa, etc.). De ahí se desprende otra consecuencia, que es mejor tomarnos una serie de vacaciones cortas, lo que otorga mejores resultados.
Al medir el grado de felicidad en vacaciones, Sharot determinó que el momento más feliz es el día previo, cuando “uno está imaginando cómo serán esas vacaciones. Y cuando ocurren son buenas, pero no tan buenas como lo fueron en su imaginación”.