De Ambrosio, el mérito de vestir
24/07/2024 - El negocio de ropa lleva 62 años comercializando en el mismo lugar. Acaba de ser reconocido por el Rotary Club como premio al Mérito. Fundado por José De Ambrosio, un pampeano que decidió probar suerte, hoy es conducido por su hijo Luis y Laura.
Esta historia comienza con José Manuel De Ambrosio, oriundo de la ciudad de General Pico, La Pampa, de profesión sastre al igual que su padre y sus hermanos. Luego de un episodio doloroso como lo fue el fallecimiento de su esposa, decidió emigrar a Buenos Aires donde vivió un tiempo. Al regresar de un viaje en barco desde España, viendo que tenía que hacer algo, se encontró con otro pasajero al que le contó su historia. Esa otra persona era Juan Morales, de la localidad de Bolívar, que le dice que esta ciudad, ubicada en el centro de la provincia de Buenos Aires, era un buen lugar para comenzar un nuevo desafío. Es así que se instaló en Bolívar, trabajando de lo que sabía, al abrir un negocio de venta de ropa de hombre, el 1 de noviembre del año 1962. El lugar elegido es el mismo donde está el actual comercio “De Ambrosio Sport”, sobre avenida San Martín y, en ese entonces, se llamó “La casa del pantalón”. Si bien, en ese momento, estaba alquilado, “mi papá hizo un arreglo con el dueño para poder montar su negocio y así empezó todo”, recordó Luis, uno de los hijos de José Manuel, quien tiempo más adelante se haría cargo del negocio.
Hacia el año 1969, el propio Luis, que se había quedado en Santa Rosa al cuidado de sus tíos, con sólo quince años, decide venir a la ciudad para estudiar y trabajar con su padre. Con el correr de los años, tomará la posta junto a su mujer, Laura, y le dará largos años de vida comercial, continuando con la herencia familiar.
En una charla muy amena, Luis dio más detalles de los comienzos y su instalación en la ciudad, “mi abuelo era sastre y sus hijos siguieron con la misma actividad, uno se fue a Chivilcoy, otro a Buenos Aires, uno se quedó en Pico y mi papá se fue a Colonia Barón La Pampa. Cuando fallecieron mi madre y mi hermana, mi viejo se fue de La Pampa, vendió lo que tenía y se instaló en Buenos Aires. A mí, me crió una tía en Santa Rosa, hasta que me vine para acá”, recordó.
Luis, ya situado en la ciudad, comenzó con la tarea de ayudar a su padre en la casa de venta de ropa y también, intentó terminar de estudiar. “Tenía tercer año y debía hacer cuarto; pero no logré finalizar y me dediqué por completo al negocio", volvió a recordar sobre su pasado. Empezó con actividades menores como llevar paquetes, ir al sastre y a dos lugares donde había pantaloneras. Así, de a poco, “me fui metiendo en el negocio”.
En el año 1993 falleció su papá y Luis tomó las riendas del comercio, aunque puede decirse que fue antes, ya que “en el año de mi casamiento, mi padre se fue a vivir a La Pampa y si bien venía, ya estaba a cargo yo”.
Siguiendo con la cronología histórica, en el año 1978, Luis se casó con Laura Faggiani y tiene dos hijos: José Manuel y Matías. Cuando estaban esperando el nacimiento de su primer hijo, decidieron abrir las puertas de un local de ropa femenina, contiguo al de su padre, donde trabajaba el matrimonio y las empleadas Margarita Palau, Susana Martínez y Nelita Porcaro.
Hacia el año 1983, el dueño de los locales los pone a la venta, pudiendo Luis, quedarse con el actual local donde se mantiene con su negocio. “Pude comprar hasta ahí”, expresó y el otro local, de venta de ropa femenina, “se cerró”. A partir de ese momento, el comercio tomó el nombre de “De Ambrosio Sport”.
En los 62 años de vida comercial, “De Ambrosio Sport” siempre estuvo en el mismo lugar, en un punto destacado por su ubicación, sobre avenida San Martín. “Alquilamos durante mucho tiempo hasta que pudimos comprarlo, en el año 1986”.
Sin lugar a dudas que, al pasar tanto tiempo con la misma actividad, las épocas han ido cambiando: “Antes teníamos un sastre, de apellido Albanese, y cuando arrancó el negocio, él era cuñado de un tío mío que vivía en Chivilcoy y se vino con mi viejo para acá. En realidad, le debemos mucho a esa persona porque era el que sabía de ropa, mi viejo manejaba algo; pero el gran mérito fue del sastre”.
Antes se manejaba de otra manera, por ejemplo, Luis destacó que “la gente era más cautiva de un lugar, se trabajaba mucho con el crédito personal, no había tarjetas y el cliente era tuyo, era muy distinto a estos tiempos. Hoy, eso no existe, es todo tarjeta, hay otro tipo de libertad, venís y no está la camisa que buscás y te vas a enfrente. Antes había una comunión con los clientes”, resumió.
Para el dueño de “De Ambrosio Sport” la competencia no es un problema, sino que, por el contrario, “es positiva”. Para explicar esto dijo que “a mí nunca me molestó que alguien ande en la calle vendiendo ropa, el sol sale para todos y eso hay que defenderlo, siempre y cuando no haya ventajas. Creo que ninguno de mis colegas habla mal de mi como yo tampoco de ellos, tengo buena relación con todos, con algunas más que con otros; pero siempre nos respetamos”.
Con tantos años de trabajo atrás del mostrador, mucha de las personas que pasan por el local “son más amigos que clientes”, definió Luis y agregó que “tengo buena relación con ellos porque siempre prioricé que el que viene, se vaya bien, compre o no compre”.
En la actualidad, tanto como Luis y Laura están al frente del local, aunque en diferentes momentos pasaron empleados como Osvaldo Subrero y el sastre “Queco” Albanese, cuando todavía estaba al frente del negocio su padre. Más cercano en el tiempo, también estuvieron trabajando a su lado, Cacho Peret, Eduardo Ponce de León, Carlos Abrain y Joselo Greco.
La permanencia y vigencia de la casa de ropa durante más de sesenta años hizo que la firma fuera reconocida por el Rotary Club con el premio “Al mérito”, en el rubro comercio, el pasado mes de junio.