Cuatro pasos para sostener nuestras metas
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23/01/2025 - La mayoría de los incumplimientos de nuestros deseos se deben a una falta de planificación y disciplina para alcanzarlos.
Generalmente, con la renovación de esperanzas al llegar el año nuevo, nos proponemos metas o deseos a concretar durante el año. Esos propósitos suelen perderse con el correr del tiempo. Una de las causas de ese abandono es no proponerlas por escrito, desarrollar un plan y la disciplina para llevarlo adelante.
Escribirlas no es un dato menor. Hay estudios realizados que afirman que, de quienes no lo han hecho, solamente el 8% logra su cometido. El hacerlo eleva las posibilidades de concreción en un 42%. Entre las razones por las que no cumplimos nuestros objetivos se encuentran la falta de claridad y especificidad, el descompromiso y motivación, el temor a la crítica y al fracaso, la falta de disciplina y planeamiento para alcanzarlas.
A pesar de todos los predicamentos acerca de cómo alcanzar nuestros objetivos, está demostrado que no alcanza con la mera motivación, sino que la disciplina, es esencial para ello.
¿Cómo lo hacemos?
Lo fundamental es proponer metas claras, definir concreta y exactamente lo que queremos alcanzar. Preferiblemente tiene que tener alguna manera de medirse, de establecer pasos para poder llegar a ella, de esa forma se le puede asignar un presupuesto de tiempo o dinero, o de metas intermedias para cumplirlas.
La propuesta es escribirlas en presente, para que penetre en nuestra mente, que representen significativamente algo para nuestras vidas, como dejar de fumar, un viaje al exterior, bajar determinada cantidad de kilos, construir el quincho en el fondo de nuestro terreno…
Debemos tener la posibilidad de establecer metas intermedias o submetas, porque la gran meta, la retadora, quizás nos parezca demasiado grande para alcanzarla, y ello puede generarnos un efecto contrario, de desmotivación. Aquí podemos aplicar distintas técnicas, como escalonarlas en plazos y metas que contribuyen al objetivo general, por ejemplo, en enero demarcar el terreno para realizar nuestro quincho, para marzo tener realizado los cimientos y el contrapiso, para el invierno terminar las paredes, techar en primavera, y estrenarlo en la cena de fin de año, etc.
Otra forma es establecer una figura central, y alrededor los pasos necesarios para poder cumplir con esa gran idea, estableciendo las conexiones entre sí (en el mismo ejemplo, no poner el techo antes de tener las paredes realizadas). Con las metas intermedias existe la posibilidad de poder controlar los logros alcanzados, a la vez que vamos viendo cómo se hacen accesibles las mismas, se establecen tiempos, se cumple con ellos, y avanzamos un paso más.
El tercero de los pasos es establecer una rutina y seguirla, aunque nos cueste. La adquisición de nuevos hábitos se nos puede hacer difícil, puede llevarnos distracciones, dilaciones, por lo cual es inexcusable seguir la rutina, aunque nos cueste, de manera de evitar el autosabotaje.
Lo ideal es hacer un calendario en el que pongamos las actividades a realizar, reservando los espacios para nuestras acciones cotidianas (trabajo, entretenimiento, familia, sueño, descanso, etc.), pero estableciendo lo que debemos hacer para alcanzar cada submeta.
Por último, y en cuarto lugar, eliminar las distracciones. La mayoría de nuestros propósitos se incumplen por el tiempo que le dedicamos a las distracciones (algo tan simple como tener un horario para el sueño en lugar de quedarnos a mirar videos en el celular). Si seguimos nuestro calendario, tendremos que establecer también, esos momentos para la distracción, tomando el control de nuestras acciones.