Croce, pasión por lo antiguo
21/03/2024 - Sergio Croce ha logrado darse el gusto de vivir de lo que ha querido desde niño: las antigüedades, el negocio de lo usado y los remates. Aunque se reserva un espacio para su propia colección, busca siempre ampliar la oferta para su público.
Sergio Croce, hace cerca de 30 años que se dedica a la compra y venta de antigüedades, además de tener como pasatiempo la colección de objetos que tengan que ver con la historia de Bolívar, más una importante suma de mates de loza. “Antiguamente, lo arranqué como un hobby o un extra, ya que me gustaron siempre las cosas viejas y, desde chico, me dediqué a comprar objetos. En un momento, yo trabajaba en la municipalidad y en el comité radical, en donde hay un cambio de gestión y me piden dejar el lugar de la secretaria para poner a alguien afín a esa línea, lo cual, me pareció bien, y eso hizo que me dedicara de lleno a este rubro. Con el correr del tiempo – siguió con su relato Sergio – me empezó a ir bien, comencé a dedicarle más horas, dejando hasta la concejalía y el municipio, para dedicarme más de lleno a este trabajo”.
El gusto por las antigüedades, según contó el propio coleccionista, se relaciona “con un vecino que iba a mucho a los remates, que era “Toto” Alonso. Yo era asiduo visitador de su casa y también, de la de mi abuela; pero creo que se nace con esto. La antigüedad es algo que lo traemos desde chicos y se convierte en una pasión eso de juntar algo antiguo. Es algo que realmente me encanta y con el pasar de los años, en mi caso, me aboqué mucho a todo lo que es comercial de la ciudad de Bolívar, como pueden ser almanaques, perchas, afiches, boletas y los mates enlozados, que siempre me gustaron. Un día dije que tenía que empezar a juntar y hoy debo tener alrededor de 600 mates diferentes y otros repetidos, porque la gente me los regalaba y aunque ya lo tenga, a eso le doy un valor extra, por eso, si ya lo tengo, lo guardo igual. Eso sería mis gustos y colecciones personales que no vendo, como también otras cosas de Bolívar, que he compartido con la gente del Archivo Municipal y del Museo, a través de fotos; pero las tengo para mí”.
Consultado si puede hacer una distinción entre guardar lo que a uno le gusta y no ponerlo a la venta, Sergio respondió que “hay cosas que no las vendo, aunque siempre digo que, si algún día tengo que vender algo para ayudar a alguien que lo necesita o un tema de salud de un amigo o familiar, sí lo haría. Me han ofertado muy buena plata por algunos objetos antiguos, pero no los vendí, por ejemplo, tengo un cartel de Bonati por el que me ofertaron mucho dinero, donde cualquiera lo hubiera vendido y también, por una parte, de mi colección de mates, donde me daban 10 mil pesos por mate y no los vendí”, reconoció.
Con su negocio de antigüedades, Sergio arrancó en un local de calle Saénz Peña 631, “la casa de mis abuelos, que luego mi padre se la compró y me la entregó”, expresó. Más adelante, compró el local de la esquina de Larrea y Saénz Peña, donde estuvo un tiempo. Después, alquiló un galpón en Nicolás Ocampo 770 y, por último, instalarse en su actual salón, de avenida Venezuela.
Para definir a este rubro de compra y venta de antigüedades, Sergio explicó que, “primero ya sabemos o conocemos a los clientes, algunos se interesan por los objetos de loza, otros por cosas criollas y demás. También, está abierto al que venga, hay muchos que llegan de paseo y vienen todas las semanas a mirar, es más, hay clientes que vienen todos los días a ver lo que entró”.
Sergio, aclaró que está abocado a lo que es la compra y venta en su negocio, que tiene su diferencia con el anticuario. “Las cosas antiguas es lo que más uno pide porque a la gente le gusta; pero estoy más dedicado a lo primero, sea una tranquera, muebles, chapas, y miles de otros elementos, incluso lo antiguo también. Y también, algo que va de la mano, la organización de remates, que eso arranca con Juan Carlos Cardiello, con quien tengo una amistad de toda la vida”.
En tiempos de crisis, se da la situación que aparecen objetos, que muchas personas tienden a descartarlos de sus bienes por una cuestión económica. “Es cierto que la crisis hace que la gente recurra a vender ciertos objetos que, quizá no se los hubiera desprendido nunca”, afirmó Croce, al tiempo que agregó que “en estos momentos, eso no se ha dado, a pesar que estamos pasando un momento difícil; pero alguno siempre aparece que incluso te dicen que venden porque necesiten hacerlo. Y, por otra parte, hoy se estila mucho que, cuando fallece un familiar, alguien hereda una casa y la dejaba cerrada; pero hoy esa situación cambió. Con lo que valen los alquileres o la misma propiedad, el heredero lo que quiere es dar remate y vaciar la casa, por eso se dan tantos remates”.
Llegar a un lugar de compra y venta de artículos usados es una buena opción cuando se quiere economizar. “Hoy lo nuevo vale mucho y la gente trata de buscar algo usado. Hoy, un juego de grifería nuevo vale una fortuna, entonces, se trata de buscar este tipo de negocios para conseguir algo usado en buen estado. Los meses de enero, febrero y marzo coinciden con una época donde hay chicos que se van a estudiar y salen los padres a buscar muebles o elementos que le faltan para hacerlo más económico. Esta lleva a que, en esos meses, nos falte mercadería por esa situación”.
Sergio, además de los clientes locales, tiene consultas de otros lugares, sobre todo, por elementos antiguos, como carteles enlozados; cuchillos; platería criolla; objetos en general como lapiceras, destapadores, botellas antiguas, cartelería y propagas viejas; etc. “Hablamos de personas que se dedican al coleccionismo”, explicó.
Con el tema de los remates, que es algo muy relacionado a la cuestión del tema de la compra y venta, Croce arrancó hace tiempo con esta actividad. Empezó en su primer local, no rematando él mismo, sino como organizador: “había una crisis y estaba todo parado, le pregunté a Cardiello si se podía hacer un remate y arrancamos. Después, hicimos unos remates muy lindos en el Club de Villa Juana, que se llamaban los mil lotes de Villa Juana, con quien arreglamos un alquiler por el lugar”.
Alejandro Asperué, le había dicho a Croce que quería rematar; pero eso se dio después que se jubiló Cardielo, un amigo de toda la vida de Croce, quien mantuvo su palabra de no hacer remates con otros mientras estuviera en actividad Macacho. “Así comenzamos con Alejandro y, en el último tiempo, como él estaba muy saturado se sumó Gian Testa y realmente hay muchos rematadores. Ahora hay como un parate porque en enero se hicieron tres, dos nosotros y el restante un colega, decidimos parar y darle un poco de aire a la gente. El 10 de marzo tenemos uno y otros ya programados”.
Sobre los remates, destacó que “nuestros remates son un éxito, trabajamos muy cómodos y muy bien. Otro colega, que es Fernando (Villanueva) con quien tenemos una amistad muy grande, siempre coordinamos las fechas y no tenemos problemas o con Mauricio Gourdon que suele hacer un remate de maquinarias y otros elementos; pero siempre respetamos las fechas. Antes hacia Romina Macchiaroli que ahora no hace; pero nos pasa alguna fecha a nosotros. En realidad, nos llevamos bien entre todos y eso está bueno”.
Con respecto a la gente que va a los remates, Sergio precisó que “hay un grupo que va hace 20 años, otros más, que siempre están y, por supuesto, que también hay gente que se va renovando; pero siempre hay un grupo, te diría casi fijo, más otros que vienen de afuera, como de 9 de Julio, Dudignac, Daireaux, Olavarría, por eso, que le agradecemos a todos por el acompañamiento”.
Luego de tantos años en el rubro, hubo muchas cosas que le llamaron la atención en este mundo de ver y encontrarse con cosas antiquísimas o exóticas. “Para mi el cartel de Bonati fue algo que no lo podía creer. Fuimos a vaciar un galpón con dos chicos que andan siempre conmigo y cuando vimos el cartel tirado ahí, era como extraño. El otro día, “Archi” (Peret) se apareció con el primer programa de cuando se inauguró el Cine Avenida. En Bolívar, tengo algunas cosas que son únicas, como un pastillero de la Farmacia La Fe, la primera farmacia que hubo en la ciudad, que me lo regaló Daniel Amengual, un amigo. Siempre aparecen cosas así y a mi me gusta todo aquello que es simbólico y tiene que ver con Bolívar porque creo que tenemos que cuidar mucho la historia y por eso me aferro tanto a eso”, destacó.
Más allá de los remates puntuales, en el local de Sergio Croce, “tenemos muchísima mercadería, también contamos con una carpintería en donde restauramos muchos de los muebles que tenemos a la venta”, finalizó.
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