Cainzos el pastelero

Cainzos el pastelero

21/03/2024 - Pasteles “Ale” representa una larga tradición familiar de panaderos. Sus pasteles y palmeritas de hojaldres tienen un amplio reconocimiento popular. Su producción artesanal se hace por encargue y se ofrece en comercios. Busca ampliar la presencia local.

Alejandro Cainzos, comenzó con este emprendimiento, teniendo en su espalda una gran historia familiar relacionada al rubro de panificados. “Vengo de una familia muy cercana a la panadería y pastelería, ya que mis dos abuelos fueron panaderos. Luego arranqué con mi viejo en una panadería donde no elaborábamos, sino que, revendíamos el pan que nos llevaba Antoniano, una familia también panadera. Después sí, empezamos nosotros mismos a fabricar los productos que vendíamos, como pasteles, facturas y pan. Y desde hace unos años, estoy yo solo; pero más que nada tengo a cargo la producción y el reparto a los negocios que me piden”, resumió Alejandro, a modo de historia.

Con la panadería con venta al público, Alejandro empezó con su papá, en el año 1995. “Mi viejo era el panadero, mi tío también y como contaba, mis abuelos se dedicaban a lo mismo. De ese año, comencé hasta la actualidad, pero ahora yo solo”.

Alejandro vivió casi toda su vida rodeado de pan y bolsas de harina, además de tener siempre cerca una pelota de fútbol. Sus abuelos tenían una panadería, después cuando su padre sale de la sociedad con el abuelo de Alejandro, sigue en el rubro; pero con algo propio y Alejandro, además de jugar al fútbol, en ese entonces, ayudaba en el negocio. La panadería estaba en la esquina de avenida Belgrano y Sarmiento, lugar que se alquilaba y que antes había estado Antoniano. Ahí estuvieron hasta el 2000 ó 2001. “A partir de ese entonces, empecé a fabricar yo, en mi casa, porque la panadería se cerró por la crisis, el alquiler había subido y todo se había puesto complicado. Me llevé las cosas que eran mías, que heredé de mi viejo y, en mi casa, empecé a elaborar. Hubo un momento que, en el garaje de la casa de mi madre, tuve la panadería con venta al público; pero el punto era otro y el movimiento también. Decidí cerrar y poner una fábrica de elaboración y reparto por mi cuenta. Comencé tomando pedidos y entregando los productos. Hoy, tengo más de doce clientes y las ventas particulares. La idea es seguir porque está lleno de negocios y abarcar todos los barrios para llegar a todo lo que más se pueda”.    

Alejandro, tiene su sala de elaboración y producción, en su propia casa, con las máquinas y todo lo que tenía de la panadería originaria. Se dedica a lo que son pasteles y palmeritas de horno. “El resto de lo que vendíamos en la panadería, implica mucho trabajo y yo estoy solo, porque primero las elaboro y luego, las reparto”, precisó.

Para la producción, cuenta con todo lo necesario ya que conservó todos los medios y máquinas de la época de la panadería. “Tengo una sobadora, que se necesita sí o sí, y un torno para elaborar. Amasadora nunca tuvimos, sí recuerdo la de mi abuelo; pero era una máquina antaña, por eso, amaso en forma manual. Luego de amasar, se guarda en la heladera y, al otro día, empieza la producción. Es todo manual y bien artesanal”, resumió.

Las palmeritas y pasteles son de horno, y éstos últimos son de membrillo, que “es lo más tradicional”, acotó el pastelero, aunque también, “hay mucha gente que me pide de batata, a los que elaboro por encargue, de hecho, tengo gente que una vez por semana me pide con batata”. En cuanto a la masa, explicó que “es de hojaldre, muy diferente a la masa de facturas, que lleva harina y margarina. Lo que sí requiere es más tiempo, porque hay que preparar la masa de un día para otro ya que necesita de frío”.

El día de trabajo consiste en arrancar bien temprano para la elaboración, con la masa ya hecha y luego, salir a la calle para hacer el reparto.

Esta división de trabajo, le permite aprovechar y optimizar el tiempo, ya que cuando elabora no reparte y viceversa. “Lo que hago es levantarme 6:30 para elaborar y luego poder llevar a los negocios, que abren alrededor de las 8.30 horas. Luego de la pandemia los horarios variaron un poco, antes se abría más temprano y ahora eso cambio. También es cierto que en verano la gente no anda muy temprano, entonces, salgo a esa hora hasta media mañana o un poco más”.

Los pasteles se venden por media docena. Se entregan en una bandeja y los productos ya cuentan con la habilitación municipal para que se puedan colocar en los comercios de la ciudad. También, está la posibilidad de vender por mayor cantidad, de acuerdo a lo que necesite el cliente.

La posibilidad de tener la habilitación municipal abre más el mercado y le permite llegar a más lugares, además de la venta que realiza en forma particular a clientes y amigos. “Tener la habilitación, la entrega en una bandeja donde va mi nombre, mi número de celular, es otra presentación que permite hacer y llegar a más negocios”.

El boca en boca también sirve para lograr más ventas, más el círculo de amistades que también colabora. “Hay muchos que saben lo que hago, entonces me piden una o dos docenas, que no siempre es necesario en bandeja, a veces, salen en cajas de cartón, que es mucho mejor porque van comiendo de a uno y al resto lo guardan en la misma caja, porque el pastel bien cuidado en una caja, no se endurece y hasta puede durar cuatro o cinco días en esas condiciones”, explicó. 

Con relación a las ventas, señaló que “a veces se anda bien, hoy la situación económica es muy complicada; pero seguimos avanzando”. Y sobre si hay alguna época donde se vende más, Alejandro consideró que “es en el invierno. Los meses de calor, no son el momento para este tipo de panificados, a excepción del pan que se come todos los días. Pero lo que son productos de pastelería, es mucho mejor el momento del frío, que se puede acompañar con el mate o algo calentito. En el verano, se busca algo fresco y se acompaña con productos de copetín”.        

Si bien es cierto que la situación está complicada para todos, Alejandro indicó que los meses de enero y febrero “son los más bravos y cuando teníamos la panadería pasaba lo mismo, igual se sigue vendiendo; pero es otro el movimiento que hay. A partir de marzo, aumentan los pedidos y las ventas”.

Para tener los pasteles o palmeras de hojaldre, lo ideal es avisar con tiempo, un día antes por lo menos, “porque si llaman en el momento no siempre me quedan. Al no tener venta al público, hago por pedido, a veces hago alguna docena de más, por eso lo ideal es encargarlos con un día de anticipación y eso también me ayuda a organizarme”.

Además de las ventas a negocios y en forma particular, se pueden hacer encargues por cantidad para cumpleaños: “Si me avisan con anticipación, puedo preparar más cantidad para algún tipo de evento. Me pueden llamar al número de celular 2314 618987, pasteles “Ale” y también, en la bandeja de los productos, están los datos para que se puedan comunicar. De lunes a sábado, son los días de elaboración y reparto”.

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