Bosques no son un mero paisaje
12/03/2024 - La conservación de bosques implica una protección a toda la humanidad. Sumamente importantes para el planeta, sigue avanzando la deforestación de los mismos, con causas que ya conocemos: cambio climático, inundaciones, desertificación…
Los bosques tienen un papel fundamental para la vida humana, los animales, la biodiversidad y el equilibrio ecológico. Prestan servicios ambientales como la producción de oxígeno y captan dióxido de carbono.
Son biomas que se caracterizan por la presencia de árboles y arbustos en forma predominante, se hallan distribuidos en todo el planeta, menos la Antártida, y dependiendo del clima, el relieve y los suelos donde su ubican, también cambiará la composición y biodiversidad de los mismos.
Existen desde hace 400 millones de años. Con el avance humano, también se les ha encontrado un uso a sus recursos naturales como proveedores de materias primas y otros recursos.
En las últimas décadas, junto al avance del capitalismo y el desarrollo de la economía extractivista de tipo liberal, la salubridad de los bosques se ha visto comprometida. Uno de los principales problemas reside en la deforestación de los mismos para usos agrarios y ganaderos.
En la Argentina el 75% de la deforestación se concentra en las provincias de Salta, Santiago del Estero, Chaco y Formosa. Esa situación persiste a pesar de la ley de Bosques que garantiza su protección y la obligación del Estado para intervenir en su defensa, que es el amparo de todos los habitantes del mundo.
Los desmontes e incendios forestales provocan inundaciones, desertificación y cambio climático, todos problemas que ya se han vuelto cotidianidad para la humanidad.
En Argentina, en 2022 se deforestaron 212.000 hectáreas, un 4% interanual, coincidiendo con lo que está sucediendo en el mundo. Esto contradice por completo el compromiso mundial de 2014 que firmaron 30 países, la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, que se proponía acabar con la deforestación en 2030. El incumplimiento de la misma tiene impactos catastróficos para el planeta y las personas. “Los bosques absorben 1/3 de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, albergan el 80% de la biodiversidad terrestre de la Tierra, y proporcionan medios de vida a más 1.600 millones de personas”, sostiene la Fundación Vida Silvestre Argentina.
Volviendo a nuestro país, los bosques nativos siguen perdiéndose en zonas donde está prohibida la deforestación por su alto valor de conservación, en las cuales se avanza con el cambio de uso del suelo para actividades agropecuarias, forestales, urbanísticas y viales. Esto sucede a vista de todos los gobiernos en sus distintas jurisdicciones. Asimismo, las áreas deforestadas ilegalmente y las que se han quemado, no están siendo restauradas como indica la ley, y hay ausencia de un registro nacional de infractores imposibilitando la disuasión y la sanción de los responsables. En Argentina, alrededor del 76% de la deforestación es ilegal, ya que ocurre en zonas prohibidas por la ley (amarillas, rojas y sin categorizar en el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos), sentencia la misma fundación.
El principal impulsor de la deforestación es la expansión agrícola. Se estima que entre los años 2000 y 2010 la agricultura comercial a gran escala causó un 40 % de la deforestación tropical. Asimismo, lo que refiere a agricultura de subsistencia local representó un 33 % de la pérdida. Si bien la mitad de la superficie forestal está relativamente intacta, se calcula que desde el año 1990 se han perdido unas 420 millones de hectáreas de bosque. Y la superficie de bosque primario (es decir, bosques regenerados naturalmente de especies nativas, donde no hay indicios visibles de actividades humanas) en todo el mundo ha disminuido en más de 80 millones de hectáreas desde 1990.