Argentina ha degradado el 36% de su suelo

Argentina ha degradado el 36% de su suelo

19/12/2024 - El país que creyó ser el granero del mundo empieza a tener serios problemas con el sustento básico de las actividades agrarias. Al mal uso se agrega el cambio climático. De seguir, tendría un impactante resultado negativo en la economía.

Argentina se ha presentado al mundo como proveedor de alimentos y recursos naturales. Desde la revolución industrial hasta la fecha, ese ha sido nuestro rol, el que se ha sustentado en la riqueza de su suelo, tanto para producir, como para extraer.

Los seres humanos tenemos la tendencia a creer que la manipulación de la naturaleza no iba a traer consecuencias, y cuando conocemos las evidencias, intentamos hacer caso omiso y seguir los intereses de la economía. Ocurre en el mundo, y también en Argentina. Así es que hoy se puede confirmar que, en el país, el 36% de su territorio se encuentra bajo proceso de degradación, unas 100 millones de hectáreas (equivalente a poco más que tres extensiones de la provincia de Buenos Aires).

La situación es bastante compleja y ha generado alerta entre los especialistas, como también los economistas, habida cuenta que Argentina tiene una economía dependiente del clima y sus recursos. Justamente, el suelo nacional consta de un 70% de su superficie catalogado como áridos, semiáridos o subhúmedos (es decir que es un recurso escaso). A ello se le suma la degradación de referencia, la cual se explica en una erosión hídrica, eólica o biológica que está vinculada a las malas prácticas productivas.

No es que los actores desconocen la situación, pero el capitalismo suele exprimir hasta el agotamiento, y el nuestro no es una excepción.

Como mal uso se entiende al sobrepastoreo (destacándose la Patagonia con el sobrepastoreo ovino), deforestación e incendios intencionales, en los que se destaca la región del Gran Chaco, destacadas en los desmontes y los cambios en el uso del suelo, comprendiendo provincias como Salta -que en lugar de cumplir con la ley de protección de bosques, ahora intenta legalizarla-, junto a sus vecinas, Santiago del Estero, Formosa y Chaco. Esas acciones, además de propiciar y acelerar la degradación, eliminan el suelo, favoreciendo el proceso de desertificación, y consecuentemente a la disminución de la cubierta vegetal, se acrecientan las sequías.

Como si fuera poco, el escenario argentino se complejiza aún más frente al cambio climático y la pérdida de biodiversidad.

El proceso mencionado retroalimenta la relación entre ambiente y producción, ya que el deterioro del suelo conlleva a la disminución de su capacidad productiva y a la imposibilidad de ofrecer servicios ecosistémicos. Desde el INTA han reconocido que en el ideario nacional creíamos que teníamos los mejores suelos del mundo, y que eran indestructibles, lo que hoy no es verdad.

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